Aquí estoy de repente,
diez años después...
veinte.
Al tiempo, que me consume
hasta desaparecerme por completo.
Ana Cecilia, gracias por llegar y poner de cabeza mi mundo. Por darme luz, paz y amor. Por hacerme perder la noción del tiempo entre tus ojos y la cordura entre tus labios.
Eres más de lo podia esperar.