La Sombra


Mi sombra me sigue, a pesar de la noche nunca descansa, la miró de reojo mostrándose fugaz en leves reflejos de luz, proyectándose tenue en viejas paredes llenas de publicidad barata; a veces temerosa, siempre tímida, es justo el preciso reflejo de mi alma atormentada.

Me recuerda que sigo siendo yo, que no he evolucionado a pesar del tiempo, entonces me avergüenzo de ella tanto como de mi mismo, en ocasiones la observo en silencio, siempre tosca, encorvada, una figura penosa de patético contorno que marcha inadvertida ante otras sombras imponentes, pero no digo nada, a veces he llegado a pensar que la odio...
Ana Cecilia, gracias por llegar y poner de cabeza mi mundo. Por darme luz, paz y amor. Por hacerme perder la noción del tiempo entre tus ojos y la cordura entre tus labios.

Eres más de lo podia esperar.